martes, 24 de octubre de 2006

Experiencias de cooperación

David Godino Molina es uno de os catorce jóvenes que han participado este verano en la experiencia misionera en Perú. Cada uno llega con su historia, con sus expectativas... y encuentran todos una realidad bien distinta a la de nuestro, llena de sufrimiento, pero también de esperanza, de lucha, de vida Junto al pueblo y con las Carmelitas Misioneras, cada uno de estos jóvenes ha ido a DAR y HA RECIBIDO, llegó RICO y se descubrió POBRE ante los verdaderos pobres.

Aún estoy en Perú cuando escribo estas líneas. Soy una de las catorce personas, ávidas de aventuras, que participa en la experiencia misionera Perú 2006 y me siento muy afortunado por todo lo vivido estos días.

Dejábamos atrás la comodidad de nuestros hogares el día 12 de julio con la firme intención de descubrir una realidad bien distinta. Después de más de un día viajando llegamos al aeropuerto de Lima donde nos esperaban las hermanas Carmelitas Misioneras. Desde ese mismo instante nos han acompañado en nuestra misión, brindándonos un trato excelente y velando por nuestra salud.

Podemos dividir la experiencia en tres etapas bien diferenciadas. Una primera consistente en conocer la grandeza y la miseria de este país que conoció tiempos mejores y que actualmente lucha por salir adelante. Hemos conocido de primera mano las vergüenzas de Lima, sus cerros son un grito contra la desigualdad y la injusticia, un grito que se ahoga en las gargantas de los que allí habitan y que se encuentran postrados ante el exceso y el derroche del primer mundo.
Después de Lima viajamos hacia Cuzco, una joya que se encuentra situada a 3400 metros de altura sobre el nivel del mar. Allí sufrimos “la mordida” del mal de altura y el frío intenso, algo que superamos con un mate de coca, una buena chompa (jersey) y sucumbiendo al encanto del legado Inca. Fruto de una civilización que desarrolló una cultura y una sociedad tan floreciente como misteriosa.

La segunda etapa del viaje nos ha llevado hasta los distritos de Quellouno y Occobamba donde las hermanas llevan a cabo desde hace años su brillante misión y donde iniciamos nuestro campo de trabajo. En esta fase dividimos el grupo en dos, mientras unos se quedaron trabajando con los niños de Quellouno, los otros nos trasladamos hasta Kelccaybamba, en Occobamba. Ambos grupos hemos organizado talleres de informática, refuerzo escolar, deporte, teatro y cuentos y manualidades para los niños que estaban de vacaciones por las fiestas patrias y de manualidades y corte y confección para las señoras del pueblo.

Tan grande ha sido la alegría de descubrir la realidad de estos niños como la pena por acabar los talleres y despedirse. Sin duda, ellos representan la lección más gratificante de este viaje. Ellos que viven en casas con paredes de adobe y techos de chapa. Ellos que juegan descalzos y visten las mismas ropas de mercadillo. Ellos que jamás han sentido la necesidad de consumir más de lo necesario y que han compartido con sus “Profes Españoles” lo mejor de sus vidas. Ellos nos han enseñado que se puede pasar con mucho menos y eso es mucho más de lo que nosotros hayamos podido darles. En este momento sentimos que su abrazo es nuestra alegría y tristeza más grandes.

Finalmente, la tercera etapa del viaje nos ha llevado a compartir la misión de las hermanas y de los sacerdotes de la parroquia. Hemos viajado por carreteras sin asfaltar y sembradas de baches que nos han conducido a comunidades de las cuencas de Laco-Yavero y de Chapo. Hemos dormido al raso en el mercado de San Martín y sufrido las picadas de los mosquitos, hemos caminado seis horas por una senda hasta llegar exhaustos a Calangato, pero también hemos descubierto paisajes de una belleza exuberante, nos hemos embelesado con un cielo estrellado como ya no se ve en nuestras ciudades y lo más importante nos hemos encontrado con la realidad más cruda de Perú, la de comunidades a las que sólo se puede acceder después de una larga caminata y que están compuestas por pequeñas chakras (pequeñas parcelas de cultivo familiar) diseminadas por todo un valle. La capilla y la escuela de estas comunidades suelen estar unidas y representan junto con el mercado los únicos lugares de encuentro para los olvidados y una posibilidad de organización, de gritar más fuerte.

Para alguno de nosotros esta ha sido la experiencia más fuerte y desoladora de este viaje. La constatación de que no hemos podido ayudar a mejorar la situación de estos cafetaleros, recolectores de achiote, naranja o papaya que viven sometidos al abuso de los comerciantes. Sin electricidad, sin agua potable, sin leche que alimente los desnutridos cuerpos de los niños, alejados de una carretera que les permita acceder con un carro a sus casas o llegar rápidamente a un hospital. Esta es la cruda realidad y el objeto de la difícil digestión de nuestras conciencias.
Contra la impotencia que sentimos por no poder ayudar a estas gentes nos queda la luz que irradian las hermanas. Con su arduo trabajo logran reparar algunas de las desigualdades e injusticias que por desgracia son tan frecuentes en este país.

En nuestra maleta nos llevamos la sonrisa de los niños de Quellouno y Kelccaybamba, la admiración y el cariño por las hermanas, un grupo de amigos con el que hemos vivido una experiencia muy intensa, el recuerdo de una olla compartida con los vecinos de Calangato y Otinganía, un cargamento de buenas intenciones, un poquito de impotencia, y el objetivo de vivir responsablemente.

Hasta siempre.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo con el bello de punta tras leer atentamente tus letras.
La verdad que debe ser algo increible e inolvidable lo que has vivido, algo que marca un antes y un despues en la vida de una persona, y mas que en la vida, en la manera de pensar diria yo.
Creo que son muy pocas las personas que tienen la suerte de poder ayudar a alguien que tanto lo necesita y que con solo una sonrisa ya te están dando toda la fortuna del mundo. Supongo que ver a un niño sonreir gracias a ti, a la poca ayuda que le puedas prestar, que para él será un mundo, debe ser una sensación maravillosa.
Por otra parte, David, creo que para poder vivir algo así, debes ser una persona muy fuerte, ya que luego volver a la "vida real" de un país desarrollado,y ver todas las injusticias que se cometen, es decir, hacer de un problemilla sin importancia hacer una montaña, es decir, hacer de un grano, una montaña de arena, debe parecerte increible. Somos una sociedad inconsciente de la verdad del resto del mundo, mirandonos todo el día el ombligo mientras "ahí fuera" hay unos niños que con nada que tengan se conforman, que dan miles de gracias por nada que les puedas ofrecer, enseñar...

Te lo repito, creo que eres super afortunado por lo que has vivido, ya que nosotros podemos ver un documental en la tv y enfurecernos por las injusticias, pero al fin y al cabo eso no perdura en la mente, son solo unas imagenes, reales, si, pero no dejan de ser imagenes; mientras que una experiencia, eso sí que perdura para siempre en el interior de una persona.

Gracias por compartir un granito de arena con nosotros.

Cristi

Anónimo dijo...

David, porque no pones una foto que ilustre la felicidad y pobreza de Perú? una de esas miles de fotos que hiciste tan buenas?

Anónimo dijo...

Godi, lo primero de todo decirte que eres muy pesado con esto del blog jejeje!!! No en serio, intente escribir un comentario hace unos dias y sabes que soy un poco paleto en esto, y no pude. En cualquier caso sabes lo que pienso de tu experiencia, de nuestra experiencia. Además de recuerdos, imágenes, gestos, experiencias, sonrisas... inolvidables, tengo la suerte de llevarme unos colegas de verdad. Y como hemos dicho mas de una vez, me siento afortunado por haber vivido eso, y por la vida que llevo día a día. Hasta pronto...

Anónimo dijo...

soy un joven quellouneño que me dio gusto que hablen de estos pueblos olvidados, saludos para cada uno de ustedes; estoy interesado en constituir una ongd aqui en quellouno para ayudar a mis paisano; quisiera vuestra ayuda.
asi como ustedes a mi me da mas impotencia viendo a toda mi gente porque conozco csi todo el territorio de quellouno y de la convencion quillabamba; porque soy un aventurero, gracias al trabajo de extensionista agricola que tengo y me da esa sduerte.

mi nombre es Dante palomino gonzalesy mi correo es ;
dantepalito@hotmail.com
gracias , espero contactos.