jueves, 19 de julio de 2007

Jordi me envio este escrito hace una semana y creo que vale la pena compartirlo con todos los freaks del 4 gats. Qué opináis?


Sobre la pervivencia del terror


Francisco J. Laporta es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid.

Lamento no acabar de creerme dos de los tópicos más asentados del discurso antiterrorista. No creo que vayamos a "derrotar esa lacra", como se repite una y otra vez, ni creo tampoco que en las condiciones que estamos creando entre todos sea verdad aquello de que con los actos de terror nunca se gana nada. La realidad viene a desmentir ambos píos deseos. A lo mejor no es ocioso que intente explicar por qué. En su notable libro Calamidades, Ernesto Garzón Valdés presenta un acercamiento conceptual muy preciso a la noción de terrorismo. Extraigo de su amplia definición algunos de sus ingredientes decisivos: el terrorismo es el método de usar de modo imprevisible la violencia para provocar el temor generalizado con miras a influir en el comportamiento de terceros para obtener objetivos políticos. Acto de violencia, pues, temor generalizado y reacción de terceros. Repárese en que de los tres tan sólo el primero incumbe únicamente al terrorista. Los otros dos están mediados por nuestros comportamientos colectivos, y mi escepticismo descansa en que allá donde mire no acierto a ver ningún indicio de que estemos dispuestos a interrumpir esa mediación.
Para hacer el viaje desde el acto terrorista al temor generalizado de la población se necesita un viático imprescindible: la publicidad del acto. Hasta el punto de que hay autores que hablan del "oxígeno de la publicidad" como condición del terror. Vale la pena advertir que, a diferencia del terrorismo de Estado o la delincuencia común, que buscan ampararse en el secreto y la opacidad, el terrorismo político busca deliberadamente la publicidad; su acto mismo de terror pretende precisamente ser un acto publicitario. Sin ese oxígeno de la publicidad, por tanto, se debilitaría fatalmente como fenómeno político. Pues bien, nosotros estamos dispuestos, al parecer, a suministrarlo ilimitadamente. No hay nada relacionado con él a lo que no le demos inmediatamente una trascendencia mediática inusitada. Aun si con ello estamos poniendo una de las condiciones para su reproducción y perdurabilidad. Por supuesto que la naturaleza misma de nuestras sociedades como sociedades abiertas tiene que contar con la publicidad como elemento esencial, pero una cosa es eso y otra muy distinta hacer del terrorismo y sus actos un objeto prioritario del mensaje político. Esto es lo que, sin ir más lejos, está pasando hoy en España. Hemos entrado en una espiral viciosa que no hace sino realimentar el fenómeno terrorista que decimos querer derrotar. En la pasada campaña electoral, las cosas han llegado a un punto en que uno no sabría decir muy bien si, por paradoja, aquellos que se jactan de ser los más fieros enemigos del etarra no se hayan transformado en sus aliados más constantes. Los mensajes del Partido Popular, los informativos de la cadena episcopal, algunos diarios nacionales o los noticiarios de la cadena autonómica de Madrid parecen haber incorporado una obsesión malsana por subrayar hasta extremos inconcebibles una presencia del terrorismo que dista de tener esa realidad ni de merecer ese tiempo. Se han tornado así en una suerte de agentes artísticos o teatrales involuntarios de ETA, comisionados por lo que parece para otorgar a cualquier minucia que hagan sus miembros un papel de protagonismo en la escena política y social española. Que un sujeto insignificante y vil como De Juana Chaos haya sido premiado con el oscar de presencia mediática en los últimos meses es una de las hazañas más necias y dañinas de la práctica política de los partidos y los medios desde que empezó la transición. No hay más que asistir a su resurrección como héroe nacional después de esa insensata dosis de oxígeno que le han facilitado precisamente quienes más parecían odiarle.
De que con esos y otros estúpidos alardes publicitarios hemos pasado del acto aislado de terror al temor generalizado de la población, no cabe albergar ya duda alguna. Según datos fiables, que también se dedican a recordar, venga o no venga a cuento, esos profesionales de la inquietud, los españoles han vuelto a considerar al terrorismo entre sus primeras preocupaciones. Que un ciudadano de este país tema un atentado más que, pongamos por caso, un accidente de tráfico o un cáncer de colon, es una de esas muestras de necedad colectiva que a veces exhiben los pueblos mal informados. Ser víctima de un acto terrorista es un suceso con una probabilidad estadística cercana a la nada. Pero claro, una cosa es el riesgo y otra la percepción que se tiene de él, y los hay empeñados en prestar al terror ese servicio inestimable que se ha llamado amplificación social del riesgo sin el que lo más probable es que acabara por ser un fenómeno marginal e inconsistente. Por las consecuencias de esa amplificación, naturalmente, nadie responde.
Y las consecuencias tienen una relación muy directa con ese otro tópico en el que antes decía que tampoco creo. Ese que afirma que con sus actos los terroristas nunca ganarán nada. Las condiciones que hemos puesto entre todos hacen esta aseveración falsa. Mencionaré solamente tres de esas ganancias. La primera, y la más evidente, la que recibe el propio terrorista al ver transformada su crueldad ocasional en un ingrediente del destino de un pueblo. Con sólo alterar la agenda política de una comunidad moderna, el terrorista ya ha conseguido una parte de lo que buscaba. Al ser vehiculada por los medios, su acción violenta acaba por tornar a un grupo insignificante en un actor del proceso político. Por disparatada que sea su causa, sólo por ser el actor de esa violencia ocasional que se amplifica insensatamente, se le incorpora a la trama de la comunidad. Hemos dado ya el primer paso en su favor. La segunda ganancia evidente es la que relaciona inversamente la libertad y el miedo. El temor generalizado determina que las sociedades abiertas basadas en la libertad se vayan cerrando sobre sí mismas paulatinamente. Y al hacerlo adquieren inadvertidamente los rasgos agresivos que sirven de pretexto al grupo que ejerce el terror. Esta retroalimentación está ya demasiado estudiada como para que pueda pillarnos por sorpresa. Cuanto más dura e irreflexiva es la reacción social del miedo, más parecida es la sociedad que lo segrega al enemigo que ha inventado el terrorismo. No hay ejemplo más exacto de lo que es una cultura amenazante e invasora que la amenaza armada y la invasión militar. La coalición militar que asaltó ilegalmente Irak ha dado a Al Qaeda exactamente lo que ésta quería. Todo un regalo para el terrorismo islámico, un rédito que ni por asomo pudiera haber imaginado ingresar.
Y hay que hablar, por último, de una ganancia triste y desalentadora. La que se puede obtener haciendo aspavientos sobre el terrorismo en el debate electoral. La ecuación es tan elemental como cínica. Si el pueblo está atemorizado, recurramos a su temor para inclinar su voto hacia nosotros. No poca de la compulsión mediática que padecemos descansa obscenamente en esa ecuación. Seguramente, también la estrategia política de nuestra inefable derecha. Y, deploro decirlo, alguna de las prácticas en que se han embarcado ciertos sectores de las propias víctimas. Más allá de la indignidad que supone acercar el ascua viva que para todos han de ser los muertos a la sardina electoral de cualquiera, está la paradoja perversa que se esconde tras esa indignidad. Si las víctimas producen votos, una manera posible de ganar votos es incrementar el número de víctimas o ignorar su situación. En esto, la lógica de ese tipo inmundo de pescador electoral no difiere gran cosa de la lógica propia del etarra. Ambos están en la empresa de utilizar a las víctimas para conseguir objetivos políticos en virtud de la reacción que la sociedad desarrolla ante el terror. Y cualquiera que sea el oscuro motivo que los empuja, parece probable que con sus comportamientos alienten la perdurabilidad del fenómeno mismo cuya derrota tendría que dar sentido a sus vidas.
La pervivencia del terrorismo no depende sólo de que haya actos de terror. En una sociedad compleja, bastante anómica y presidida por el incesante desarrollo de la tecnología, es seguramente imposible pensar que no se produzcan. Pero su dimensión social y política depende en gran medida de nuestra actitud individual y colectiva hacia ellos. Y no veo por ninguna parte que seamos conscientes de ello.

Edición impresa | EL PAIS | Opinión - 02-07-2007

jueves, 31 de mayo de 2007


Otra nauseabunda reflexión sobre las elecciones municipales.

¿Sabíais que pese al escándalo del PP de Badalona que relacionó inmigración y delito en un dvd, esta formación política ha ganado dos regidores más que en las anteriores elecciones?.

Si alguien tuviese la posibilidad de acceder a los datos electorales por barrios de esta localidad le agradecería que me los enviase.

En primer lugar porque creo, y no descubro nada nuevo, que la inmigración preocupa profundamente en las zonas más marginales. Barrios tradicionalmente votante de izquierdas pueden estar empezando a cambiar el signo de su voto.

En segundo lugar porque sería la demostración evidente de que el populismo de que ha hecho gala el PP badalonés surte efecto entre los desesperados. En Francia lleva años ocurriendo este fenómeno.

Y en tercer lugar porque todas las formaciones políticas tendrían que hacer una reflexión sobre su forma de hacer campaña. Hoy estoy seguro de que hay temas que movilizan el electorado, como es el caso de la inmigración, solo que o no se proponen soluciones válidas o como ha hecho el PP te prometen que van a acabar con el problema pero sin decir como.

¿Estamos ante las pateras con billete de vuelta?, Badalona ahora ya tiene puerto.

martes, 29 de mayo de 2007


Escucho en el “Problemes domèstics” de Catalunya Ràdio que la fuerza política que ha ganado por mayoría absoluta en las elecciones municipales catalanas ha sido la ABSTENCIÓN. Este extraño fenómeno que a todo político preocupa, aunque no mucho, porque en realidad la ausencia de votos no debilita el sistema por ellos impuesto, debería ser objeto de reflexiones más profundas.

Volver a repetir los argumentos por los cuales deberíamos votar en unas elecciones o las razones por las que no lo hacemos no tiene mucho sentido, lo que está claro es que pese a pertenecer a un país con una democracia joven sentimos un gran tedio, algunos incluso repulsión, hacia la política. Muchos no creen en las promesas electorales, otros piensan que el poder corrompe a los políticos, otros que el sistema capitalista utiliza nuestros partidos como títeres en función de sus intereses, o simplemente piensan que el discurso no tiene nada que ver con ellos o sus problemas.

Pues bien y ahí va una idea, imaginad que le diésemos valor a la abstención, que la convirtiésemos en una opción que al imponerse representase la anulación de unos comicios o, más divertido aún, la destitución de todos los candidatos, que no partidos, que se presentasen a los mismos. Diríamos, en ese caso, que el resultado de las elecciones ha sido nulo por insuficiencia de movilización del electorado. Imaginad la catástrofe que representaría perder esas grandes sumas de dinero que se emplean en las campañas, de esta forma seguro que el gasto se moderaría, por si las moscas.

La idea puede parecer una barbaridad en una primera lectura pero seguro que estaréis de acuerdo conmigo en que ante tal perspectiva, nuestros políticos se verían obligados a realizar mayores esfuerzos para implicarnos más en sus programas. No os parece que de está forma tendrían que hacer visibles sus promesas con objeto de conseguir nuestro voto?. Igualemente el ciudadano sería mucho más consciente de su responsabilidad y su voto más valorado.

Pero desgraciadamente la abstención no es nada, y la nada nada puede cambiar de este sistema.

jueves, 24 de mayo de 2007




Ayer acabé de leer "Ácido Sulfúrico" de Amèlie Nothomb. Se trata de una ficción de poco menos de 150 páginas que se lee con agilidad. Del libro ya hablo en el blog
http://4-gats-babel.blogspot.com ahora de lo que quiero hablar es de la insensibilidad que narra el libro y que mostramos las personas ante las desgracias de los que viven en condiciones de guerra o pobreza.

Hoy mientras comía miraba el telediario y por momentos me he sentido como en una montaña rusa que igual me elevaba hasta la final de la Liga Europea y de las millonarias fichas de los que la juegan, como luego me dejaba caer de forma brusca y violenta a los infiernos del campo de refugiados de Nahr al Badr en el Líbano.

No os parece contradictorio que narren en primer lugar un partido de fútbol que la muerte y la desesperación de centenares de personas?.

Como narra la escritora de "Ácido Sulfúrico", los espectadores de este lado del mundo podemos llegar a permanecer totalmente impasibles ante las injusticias y la desigualdades más atroces y preocuparnos, en cambio, de las cosas más fútiles.

Y esta es la gran contradicción. Mientras medio mundo grita su desesperación ante las cámaras de televisión y conserva la esperanza de que sus vecinos del norte vendrán a ayudarlos al ver las injusticias que se están cometiendo con ellos, el otro medio mundo mira hacia otro lado (el fútbol, la Pantoja,...). Es este sea un mecanismo de autodefensa contra el dolor que pueda producir el sufrimiento ajeno?.

La triste tesis es que para muchos lo importante de la edición del Telediario de este mediodía no eran los muertos palestinos, último despojo de la vida de personas como vosotros o como yo, sino que la noticia era que el Liverpool jugaba la final de la liga europea contra el Milán.


jueves, 17 de mayo de 2007



Tiempo limitado, fuerzas ilimitadas


Ayer mientras asistía a la presentación del libro " Escrit a Santa Coloma" De Jaume P. Sayrach y de la web fòrumgramaweb.comn en la que colaboro tuve dos satisfacciones de esas que infunden fuerzas. En primer lugar afloro el sentimiento de pertinencia a un grupo, el de fòrum grama, que lo componemos gente muy diversa con un objetivo común, hablar de actualidad, cultura,... (por cierto si os atrae la idea de reuniros alguna vez con nosotros hacédmelo saber). En segundo lugar me plazco en comentar que algunos de estos amigos me hicieron saber que en un momento u otro han sido visitantes de este blog. La simple idea de sus visitas, de los que estáis leyendo esto, es suficiente para recuperar fuerzas, lástima que el tiempo sea limitado (...y las oposiciones a profesor de secundaria sacrificadas e injustas).

Ya sabéis Eva, Estela, Maider, Lidon, Rebeca, Tete, Jordi, Luis Berrios, Edgar, Jaume, Gemma, Isa, Josep Lluís, Cristina, Aida y tanta otra gente inquieta espero vuestras visitas, vuestros comentarios que son un buen motivo para nosotros (Manu y yo).

viernes, 27 de abril de 2007

Torna Fòrum-Grama

El próximo día 16 de mayo de 2007 a las 20:00 se presentará en la Biblioteca Central de Santa Coloma la nueva web de la ciudad,http://forumgramaweb.com. Nace con la intención de convertirse en una plataforma de pensamiento abierta a las personas que deseen exponer sus opiniones o conocer la de otros. Como en una suerte de foro romano pretende convertirse en lugar de reunión y reflexión.

Desde sus cuatro secciones iniciales (Ciutat, Idees i fets, solidaritat i Tertúlia jove) canalizará las diferentes opiniones de sus componentes, cualquiera puede serlo, y se hará eco de los principales acontecimientos de la ciudad.

El carácter abierto de la web viene dado por su independicia respecto a los partidos políticos y por su aconfesionalidad. Este hecho diferenciador con respecto a otros medios menos independientes le permitirá ocupar un espacio en Santa Coloma de Gramenet.

De esta forma esta iniciativa promovida por Jaume P. Sayrach y Odéi Antxustegi entre muchos otros, incluido yo mismo, comienza una nueva etapa y espera que visitéis el nuevo sitio de internet y participéis activamente en él.


lunes, 16 de abril de 2007

Orejeras

Yo voté una vez al PSOE: fue en la última legislatura de Felipe González, para intentar que no entrara en el gobierno el PP, por aquello del ‘voto útil’. Ese gobierno nos metió una reforma laboral por el culo y ahí se acabó mi relación electoral con los socialistas. En adelante me he decantado siempre por mi posición natural, Izquierda Unida, o mejor dicho, por ICV ya que no les puedo votar directamente residiendo en Catalunya. Si hubiera sido votante tradicional del PSOE, dada la magnitud del agravio que os comento, habría castigado con mi voto al partido como mínimo en la siguiente elección.

Y eso me lleva a observar que los votantes de ERC que conozco tienen bastante falta de capacidad crítica sobre la gestión y actuación de dicho partido, ya que ninguno piensa en votar otras opciones tras la reiterada muestra por parte de su cúpula directiva de insensatez: estos votantes llevan orejeras y no ven qué hace luego ERC con sus votos; hasta ahí llega el fanatismo que les han inculcado. No bastó con que hundieran, con la colaboración inestimable de Pasqual Maragall, el anterior govern, sino que en esta reedición del mismo atacan de nuevo mediante su ariete de la ineptitud: el amigo Vendrell.

Una actuación absolutamente irracional, si de verdad se toman en serio que son un partido de izquierda, como es ofrecerle a la derecha el gobierno de Catalunya, me temo que no será castigada por sus electores. Y esto ocurre porque la triste realidad es que no son tan de izquierdas como nacionalistas, esto es, son unos fascistas acabados ávidos de poder y de perspectiva enferma y estrecha a quienes importa poco la realidad de los ciudadanos.

Dice Jorge Drexler que ‘vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste’ en su canción ‘Milonga del moro judío’: efectivamente, un trozo de tela triste, ya sea rojigualda, cuatribarrada, o con barras y estrellas, tiene poco que ver con el bienestar de la gente, pero esos símbolos son útiles para manipular a la masa, que me da la impresión que cuanto más corta es su capacidad intelectiva, más fácilmente puede caer en la trampa nacionalista.

PD: ¡Qué triste es ver cómo Pilar Rahola o Joan Puigcercós alaban a Estados Unidos, la una en una columna de El Periódico de hace algunas semanas, el otro en su autobiografía, recientemente publicada! ¡Qué triste es ver cómo nos quejamos todos, que somos muy progres, de lo patéticamente patrioteros que son en EE.UU., y luego nadie abre la boca cuando en la propaganda electoral de ERC de la última elección al govern de la Generalitat se podía leer sin ambages ‘patriotes, com tú’! ¡De vedad, qué triste!


PPD: Como punto positivo, la evolución hacia una cierta madurez de Josep Lluís Carod Rovira, mucho más mesurado que en la anterior legislatura.

miércoles, 11 de abril de 2007



Agustín Díaz de Mera y la operación retorno lo confirman

Inmerso en el atasco que debía retrasar mi llegada a Barcelona dos horas no pude evitar pensar en la poca previsión que existe en este país a la hora de planificar las infraestructuras, la misma que muestra la administración para dar soluciones efectivas a problemas previsibles. Al final dispuse de cinco horas, el doble de las que se necesitan para ir de Castellón a Barcelona en otras circunstancias, para confirmar que en este país somos muy cutres.

Imitamos medidas europeas como el carné de puntos para frenar la siniestralidad y luego resulta que no tenemos capacidad para gestionar la sustración de los mismos a los malos conductores. Cutre. Como cutre me pareció el responsable de la DGT que se justificaba diciendo que tenemos los mismos problemas que los paises que hace unos años comenzaron a utilizar los puntitos. Y yo me pregunto como puede ser que conociendo los errores o problemas que genera el asunto en otros paises no seamos capaces de anticipar y no incurrir en los mismos?.

Lo mejor es que por el tiempo adicional en la autopista no tuve descuento alguno en los peajes.

No es que acabe de abrir los ojos, es quiero compartir con vosotros el desasosiego que me produce saber que construimos una Plaza del Fòrum para que vayan los turistas a hacer unas fotos mientras olvidamos que las vías, las catenarias, y no sé que otros ingenios de los cercanías envejecen hasta ser inútiles, m
ejor hasta ser perjudiciales para los usuarios que sufren sus retrasos. Cutre, Cutre!!!.

Bueno pero tenemos una Torre con forma de cipote que cambia de colores. Genial!!!.

Este país me parece una auténtica cutrada en la que se desarrolla más rápidamente el sistema recaptatorio que los servicios. El otro día un
periodista comentaba que los inmigrantes pagaban más impuestos que dinero recibían en servicios, coño pues como nos pasa a todos los españoles o catalanes, gallegos, vascos o como nos queramos llamar desde hace décadas.

A mí me recuerda a un escenario de cartón piedra disfrazado de normalidad, detrás del cual los ciudadanos de a pie vivimos una cutre realidad poco evolucionada y llena de obstáculos.

Y sino que me pregunten por la última revisión de mi hipoteca.


Si no estuviése especialmente pesimista creería en que la esperanza está en los políticos. Esos que se discuten por cosas que sólo interesan a unos cuantos, los nacionalismos por ejemplo, y más bien se dedican a dividirnos fomentando odios injustificados. Cutre!!!. Como cutre me parece Agustín Díaz de Mera, ex-director general de la policía en el momento del atentado terrorista del 11-M que mantiene que existe un informe que liga a la banda terrorista ETA con los atentados de ese día. Rebele su confidente señor Díaz de Mera!!! y que se sepa la verdad que en este país hay dos partidos políticos y uno miente descaradamente para sacar réditos electorales.

Ya no digo cutre, digo TRISTE que 192 muertes sean objeto de manipulación y que las dos formaciones políticas que nos representan sean incapaces de ponerse deacuerdo en averiguar la VERDAD de esas muertes.

Ese CUTRE orgullo que encima gastamos en este país.





martes, 3 de abril de 2007

Nuclear weapons? Yes, of course...

…porque si no vendrán los señores Estados Unidos e invadirán tu país, y luego matarán a tu gente. Sí, esta basura estadounidense* está provocando un nuevo aumento de los arsenales nucleares en mogollón de países. Deben aumentar sus arsenales (o crearlos, si no existían previamente) o pueden seguir el destino de Irak. En Palestina, algunos otros países de Oriente Medio, otros tantos de África, toda América Latina, y casi todo el sureste asiático saben bien de lo que estoy hablando.

Aquí también lo sabemos: si no, por qué iban los chavales a gastarse una pasta en ‘maquear’ sus carros, por qué iba la gente a rehipotecar su vivienda para comprarse un deportivo, cómo iba a florecer la televisión basura, cómo iba a crecer la xenofobia... ¿de dónde iban a sacar sus ingresos los BBVA, La Caixa y compañía?!?!?

Esta porquería de sociedad que estamos construyendo a base de egoísmo y mala leche, en la que sólo importa el beneficio particular, es un subproducto del imperialismo estadounidense, o, si se quiere, de la economía capitalista. Casi pueden considerarse sinónimos, ya que ambos van dirigidos a mantener los privilegios de una mega-ultra-elite dominante. Y a esos asesinos sólo se les puede intimidar poseyendo armas de destrucción masiva, como las nucleares. Pero poseyéndolas de verdad, no como en el caso de Irak. Corea del Norte es un buen ejemplo: si tengo La Bomba, podré negociar sin tener que plegarme a las exigencias de los señores EE.UU. Y eso significa que la sociedad de mi país, mi gente, quizá pueda vivir mejor**, sin tener que seguir por huevos los consejos de los FMI, BM o, directamente, de EE.UU.

Luego, ¿armas nucleares? Sí, por favor... ¡Nos va en ello la vida!

* Y aunque la población podría hacer algo más por informarse y no creer a pies juntillas lo que los medios de comunicación de masas, al dictado del gobierno de los EE.UU., les dicen, estoy de su parte: son trabajadores, como yo; luego el alegato no va contra ellos. Pero vamos, que si no lo hacen ellos mismos, no veo cómo podemos ayudarles desde aquí. Están totalmente embrutecidos, los pobres... Aunque también aquí hay quien vota al PP o a ERC... partidos que intentan apelar al corazón con un trapo de colores, en lugar de buscar los cerebros del público: Todo ello verdaderamente MUY TRISTE, compañeros.

** ¿Dejarán de joder con embargos a Cuba? ¿Qué habría pasado si no hubieran jodido viva a la población de Irak durante doce años con el embarguito de los señores EE.UU. y R.U.? Tal vez muchas personas no hubieran muerto (por ejemplo, según observadores de la ONU, la mortalidad infantil creció hasta niveles de hace algunas décadas gracias a ese embargo), aunque bien pensado, sólo hubieran vivido para morir en esta nueva guerra iniciada en 2003, o para ver a su familia, a sus amigos, morir o perder algún miembro, además de perder el resto de sus vidas: sus casas, sus escuelas, sus hospitales... ya bastante maltrechos por el embargo que os comento.
Asistimos a un circo de espanto. No a un circo como el Cric que nos hace pasar momentos agradables y que, por cierto, volverá a salir de gira gracias a algunas regularizaciones que debía haber aprobado hace tiempo la Generalitat.

Me refiero a un circo repleto de monos que se llaman a si mismos políticos. Tenemos monos que ponen palos en las ruedas, ¿os gusta la expresión?, hace unos meses se puso de moda en los mítines y, venga todo el mundo a poner palos en las ruedas; tenemos monos de mucho talante pero poca acción; monos más de hechos que de palabras, o eso aseguran; tenemos monos pancarteros; monos crispadores; hasta monos que se tiran faroles, como los de ERC, para alegría del señor Montilla; Monos ilegalizados, independentistas y muy activos; etc...

Lo de monos no es gratuito, lo digo porque al igual que los primates, nuestros políticos no hacen más que llamar la atención del público anonadado. En este país parece que cuando pasan unas semanas o unos meses sin que se arme algún escándalo político se ve a nuestros representates como tristes.

¿Y si dedicasen el tiempo que tardan en preparar semejantes pollos a gobernar para los ciudadanos?, porque ya me diréis si os sentís representados por está manada de demagogos porque desde luego yo no.

¿No será que armando pollos se distrae a la gente?, en un país donde lo que triunfa es salsa rosa y tomate, tomate.

Se nos distrae y así evitan tener que explicarnos que pasa con las pensiones en el futuro, como piensan solventar la contratación temporal o regularizar la situación de los que trabajan en la economía sumergida, la problemática que genera la inmigración, cuando dejaremos de pagar, de verdad y no si tienes teletac y chorradas, los peajes, cuando se abolirá el impuesto de sucesiones en catalunya, cómo van a solucionar las listas de espera en la seguridad social o la falta de plazas en las escuelas de educación infantil, porque los trenes siguen llegando tarde, o los investigadores españoles tienen que irse al extranjero para prosperar...

Las dos españas la conservadora y la progre son en realidad una sola españa, que no nos enfrenten y que no eludan su responsabilidad, gobernar. Hay mucho por hacer que bajo esta apariencia de desarrollo tenemos un gran atraso en muchos campos como lo teníamos en tiempos de Franco.

miércoles, 21 de marzo de 2007


Los cínicos no sirven para este oficio

Se trata de un compendio de tres entrevistas al célebre corresponsal Ryszard Kapuscinski. A lo largo de estas poco más de cien páginas se reflexiona acerca del oficio de periodista pero también del poder que ejercen los medios de comunicación, de cómo estos determinan que es noticia y, por tanto, que pasa a la historia.

Después de leída esta pequeña joya a la que pienso dedicar más atenciones soy consciente de que los medios no pueden recoger todos los conflictos o hechos importantes que acaecen en el mundo, pero también lo soy de que el criterio que siguen estos medios para seleccionar sus noticias es el de la competencia. Así, vender más periódicos o posicionar a una determinada parte de la población pesa más que la actualidad o el derecho a la información.

Ryszard afirma en este libro: "es un error escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un tramo de la vida". Lo cual me produce dos reflexiones. Por un lado, levanta una sospecha hacia esos periodistas o intelectuales de tertulia radiofónica o plató que pretenden la razón pero que se encuentran tan alejados de la notica como nosotros, y por otro, me invita a ser más crítico a la hora de crearme opiniones o emitir juicios.

viernes, 16 de marzo de 2007


Comienzo a leer "Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo" de Ryszard Kapuscinski. Y en la introducción me encuentro con la siguiente analogía:

<<No hace falta fijarse en la política, sino en el arte. Siempre ha sido el arte el que, con gran anticipación y claridad, ha indicado qué rumbo estaba tomando el mundo y las grandes transformaciones que se preparaban. es más útil entrar en un museo que hablar con cien políticos profesionales. Hoy en día, como el arte nos revela, la historia se está posmodernizando. Si le aplicáramos a ella las categorías interpretativas que hemos elaborado para el arte, quizá lograríamos desentrañarla mejor y tendríamos instrumentos de análisis menos obsoletos de los que, generalmente, nos empeñamos en utilizar.Caídas las grandes ideologías unificadoras y, a su manera, totalitarias, y en crisis todos los sistemas de valores y de referencia apropiados para aplicar universalmente, nos queda, en efecto, la diversidad, la convivencia entre opuestos, la contigüidad de lo incompatible. Puede derivarse de todo ello una conflictividad abierta y sanguinaria, arcaica, el enfrentamiento difuso, el renacimiento de los localismos y de los más feroces tribalismos, pero también podría surgir un lento aprendizaje de la aceptación de lo distinto a uno mismo, de la renuncia a un centro, a una representación única. Como el arte posmoderno nos enseña, quizá podríamos darnos cuenta de que hay espacio para todos y que nadie tiene más derecho de ciudadanía que los demás>>.


Que vigencia más extraordinaria tiene este texto de kapuscinski. ¿No os parece?.

Gràcies Jaume.

lunes, 5 de marzo de 2007


El Barrio de la Mora,

Mientras se supone que debería estar estudiando el temario de las oposiciones pienso en que hace un año que nos hemos trasladado a Badalona. Desde la silla en la que me encuentro igual estudio a destajo, utilizando más la memoria que la comprensión, igual me distraigo mirando por el ventanal desde donde veo las vías del tren por la que circulan los impuntuales trenes de RENFE. A esta hora de la mañana en que no hace mucho que ha amanecido los veo pasar con gran frecuencia y me los imagino repletos de personas somnolientas que van y vienen de sus quehaceres, cada uno un mundo, una vida, unos gustos. Un poco más allá de los railes se encuentran algunas naves industriales de paredes envejecidas, sucias por los graffiti y que esperan a ser derruidas. Curioso verdad?, la construcción-derrucción acaba con los vestigios de la antigua actividad industrial y se convierte en la industria hegemónica, lo cual me hace pensar en que cuando haya más viviendas que personas habrá que parar de poner tochos, luego a que se dedicarán esos trabajadores?, y que pasará con el mercado, el PIB, etc...?.

En fin..., continuemos.

Entre la vía y las naves crecen matojos secos que alcanzan justo la altura del abandono y entre ellos hay una chabola construida con palees de madera, con cartones y trozos de plástico, hoy, incluso veo que se ha añadido al inmobiliario una sombrilla de esas de terraza. Medio en broma se me ocurre que ese vecino está siendo respetuoso con el medio ambiente, medio en serio siento curiosidad por una persona que vive en los arrabales del sistema del que el resto estamos presos y sintiendo lástima por mi mismo pienso que nunca reuniré el valor necesario para acercarme a preguntarle si es feliz así.

La visión desde este ventanal no es nada halagüeña y desde luego no justifica la trampa del banco sino fuera porque estamos en el lado de la vía que apega al mar y justo al lado tenemos el puerto de Badalona que según los planos formará un canal que llegará hasta la ciudad del básquet.

Tanto Eva y yo como el resto de vecinos hemos comprado una idea de barrio, suposiciones y eso tiene un precio.

Mientras deciden si las vecinas torres de ENDESA, las tres torres como se las conoce popularmente y que son visibles desde cualquier punto elevado de Barcelona, han de ser demolidas o conservadas como recuerdo, feo recuerdo a humo en mi opinión, disfrutaré de los solitarios y melancólicos paseos hasta la playa con kenoki, consciente de vivir en un lugar muy especial que se encuentra atrapado entre el pasado, arrabal del sistema por el que desfila toda una serie de personajes estrambóticos que buscan un espacio y un tiempo en el que salirse de la tira cómica, y el futuro, la integración dentro de un sistema más unificador y quizá menos interesante.

martes, 30 de enero de 2007

Mi compañera de redacción en Fòrum-grama escribió hace algún tiempo este texto que creo que merece la pena ser leído. ¿Alguna reflexión?.








¿Por qué la guerra?


de Albert Einstein y Sigmund Freud
O.A-E.
Ahora que vivimos en un mundo globalizado, regido por las desigualdades, y donde los conflictos armados protagonizan el panorama político internacional, recuperar las cartas que intercambiaron Albert Einstein y Sigmund Freud reflexionando sobre la guerra en los años treinta no parece del todo fuera de lugar. Por esas fechas, Europa había vivido ya una Gran Guerra sin precedentes conocidos y el contexto político permitía intuir que el continente se encontraba en los albores de otro conflicto bélico, todavía por estallar. En efecto, la Segunda Guerra Mundial llegó. Y con ella, un número de víctimas civiles inconcebible hasta el momento. Pareció entonces que la falta de humanidad de los hombres había llegado a su límite, y que la crueldad y la violencia habían tocado fondo. Sin embargo, el cese de las armas duró poco tiempo. Un nuevo orden internacional trajo consigo nuevas guerras, todas marcadas por la rivalidad de los bloques norteamericano y soviético. Y ni cuando cayó el «enemigo» y los Estados Unidos se alzaron como potencia hegemónica indiscutible a finales de los ochenta, se detuvieron las luchas armadas. Según Ignacio Ramonet[1], se han producido más de sesenta conflictos desde que en 1989 cayó el muro de Berlín, con un saldo de centenares de miles de muertos y más de diecisiete millones de refugiados.
En la actualidad, la producción y el comercio de armas es uno de los negocios más lucrativos del mundo, proliferan en el planeta conflictos bélicos de todo tipo nacidos por razones muy diversas y -como puntal de un sistema globalizado donde la tiranía capitalista y la obtención de riquezas valen por encima de todo- vivimos una nueva guerra mundial contra el «terrorismo». Porque la guerra es, y ha sido siempre, la vía elegida por los gobiernos para resolver los conflictos interestatales.

Una pregunta sobre la fatalidad de la guerra
Desde Caputh (Potsdam), el 30 de julio de 1932, Albert Einstein le lanzó por escrito a Sigmund Freud una cuestión jamás resuelta hasta el momento: «¿Hay una manera de liberar a los seres humanos de la fatalidad de la guerra?»[2] La pregunta, «la más importante de las que se plantean en la civilización»[3] en sus propias palabras, no era de fácil respuesta y Einstein era consciente de ello. Sin embargo, el científico no quiso desaprovechar la oportunidad de poder debatir libremente un tema escogido por él con una persona de su elección que le brindaba la Sociedad de Naciones para formulársela. Pero, ¿por qué precisamente a Freud? Porque el creador de la teoría de la relatividad intuía que la respuesta tenía que ver con las «profundidades del querer y del sentir humanos»[4] y, ¿quién podía tener un mayor conocimiento de la vida de los instintos que él?
La contestación llegó en septiembre. Al principio de su carta, Freud no duda en manifestar su desconcierto frente a esta demanda, cuya resolución le parece más propia de los hombres de estado que de un físico y de un psicólogo. Pero luego -explica- comprendió que Einstein la planteaba, por encima de todo, como «amigo de la humanidad»[5]. Es decir, «como alguien que se posiciona por el bien de todos», «que supera las ambivalencias emotivas y escoge la vía del universalismo», según dijo Freud en otra ocasión y Eligio Resta[6] recoge. Einstein, en todo caso, se consideraba a sí mismo como un pacifista militante; como un combatiente comprometido ética y activamente en contra de la guerra.
Reflexionaremos acerca de este oxímoron y sobre el pacifismo en general en otro punto. Antes de continuar con el discurso, deberíamos detenernos unas líneas para definir los conceptos de guerra y paz, por muy básicos que parezcan, y fijar sus significados. Adoptaremos los establecidos por el filósofo Norberto Bobbio[7]. En su opinión, la guerra es un conflicto entre grupos políticos respectivamente independientes o considerados tales, cuya solución se confía a la violencia organizada. Y existen cuatro tipos: la guerra externa entre estados soberanos, la guerra en el interior de un estado o guerra civil, la guerra colonial o imperialista y la guerra de liberación nacional. Precisemos: cuando en sus cartas Freud y Einstein hablan de la guerra, se refieren siempre a la guerra interestatal, ya que Einstein la consideraba «la más representativa y desastrosa, en tanto que desenfrenada, forma de conflicto entre comunidades humanas»[8]. La paz, a su turno, no es solamente la ausencia de guerra sino la solución, jurídicamente regulada, de una guerra. En otras palabras, es un estado previsto y regulado por el derecho internacional que resulta de un acuerdo con el que dos estados cesan las hostilidades y regulan sus relaciones futuras. Bobbio alerta, además, de que la paz no es un bien absoluto, sino simplemente la condición preliminar para la realización de una libre convivencia.
La guerra, los instintos humanos y las pulsiones
«En los seres humanos anida la necesidad de odiar y destruir»[9]. Este es el argumento con el que Einstein se explica la capacidad de autodestrucción de las masas por medio de los conflictos armados. Freud confirma sus sospechas recurriendo la teoría del psicoanálisis. Hay dos tipos de pulsiones humanas: las eróticas, que tienden a conservar y unir, y las de agresión o destrucción, que tienden a destruir y a matar. De su acción conjunta y antagónica surgen las manifestaciones de la vida, y nunca pueden actuar por separado; siempre aparecen ligadas la una a la otra. De ahí que los intentos de eliminar nuestras tendencias agresivas sean inútiles. Sí que es posible, sin embargo, desviarlas de manera que no lleguen a expresarse en la guerra. ¿Cómo? Por un lado, mediante el amor, estableciendo vínculos afectivos entre los humanos. Y, por el otro, con la identificación; creando solidaridades entre las personas.[10]
Freud asume como algo innato e irremediable que los hombres se dividan en dirigentes y dirigidos. E insiste en que es preciso educar a una capa superior de seres humanos dotados de pensamiento independiente y ajenos a la manipulación de la que con frecuencia es víctima la masa, tal y como lo denuncia Einstein. Para Freud, estas elites, con sus pulsiones sometidas a la dictadura de la razón, deben luchar por la verdad y dirigir a la mayoría dependiente.[11]
Prueba del arraigo de la violencia en los hombres, según el neurólogo y psiquiatra, es el hecho de que los conflictos de intereses entre los seres humanos se resuelvan habitualmente recurriendo a ella. Freud explica la historia humana en base a estos parámetros. «Al principio, en la pequeña orda humana, la mayor fuerza muscular era la que decidía a quién debía pertenecer alguna cosa o la voluntad de imponerse», escribe. Al poco tiempo, la supremacía de la fuerza fue sustituida por las herramientas y las armas. La superioridad intelectual fue desplazando a la potencia muscular bruta, y la aniquilación del enemigo se transformó en su subyugación. Se pasó de la violencia al derecho (el poder duradero de la comunidad) con el reconocimiento de que la fuerza superior de un individuo podía ser compensada por la asociación de de varios más débiles, pero también aquí se mantenía la fuerza, dispuesta a atacar a cualquier opositor del sistema. Sólo si los miembros de un grupo humano reconociesen una comunidad de intereses y surgieran entre ellos vínculos afectivos, la violencia se superaría por a cesión del poder a esta unidad más amplia. «Pero esta condición pacífica sólo es concebible teóricamente», arguye Freud, «pues en realidad la situación se complica por el hecho de que desde un principio la comunidad está formada por elementos de poder dispar y [...] las leyes serán hechas por y para los dominantes y concederán escasos derechos a los subyugados». Es imposible evitar la solución violenta de los conflictos de intereses, porque a partir de esta situación o bien los amos volverán al dominio de la fuerza, o bien los oprimidos provocarán una guerra civil exigiendo más poder e igualdad de derechos.[12] Tal y como resume Eligio Resta[13], la ley áurea de la violencia es la réplica infinita: la mimesis.

La solución política o legislativa
En vistas del poder de la violencia sobre las conductas humanas, cualquier intento de solución política o legislativa será, consecuentemente, difícilmente útil. Parece improbable que una paz perpetua al estilo kantiano pudiera resistir a la naturaleza violenta y de dominación de los hombres. Para ello, según Einstein, convendría una autoridad legislativa y judicial que resolviera todos los conflictos, una organización supraestatal con autoridad para dictar sentencias y con la fuerza suficiente para procurar la obediencia para su ejecución. Pero, ¿renunciarían los estados a su soberanía? Seguramente no.[14] Freud llega a una conclusión parecida. Las guerras sólo podrán impedirse si se crea un poder central con fuerza suficiente. En su opinión, el fracaso de la Sociedad de Naciones, nacida después de la Gran Guerra, se debe a que «no posee poder autónomo»[15].
Las afirmaciones de estos dos grandes intelectuales del siglo XX siguen estando de actualidad en pleno siglo XXI. De hecho, todas las experiencias de constitución de un tribunal internacional para juzgar los crímenes de guerra han manifestado problemas de provisionalidad y legitimidad[16]. Y las Naciones Unidas -la única organización internacional para la resolución de los conflictos y el mantenimiento de la paz- se han visto reducidas a una especie de instancia moral sin apenas capacidad de intervención en situaciones de crisis. Los Estados Unidos tienen, de momento, la impunidad asegurada con su hegemonía.

Pacifismos
En un momento de su argumentación, Freud proclama: «Creo que la causa principal por la que nos alzamos contra la guerra es la de que no podemos hacer otra cosa. Somos pacifistas porque por razones orgánicas debemos serlo». Estas razones orgánicas a las que alude tienen que ver con lo que él define como la «evolución cultural», que no es otra cosa que un progresivo desplazamiento de los fines y las tendencias pulsionales con el fortalecimiento del intelecto y la interiorización de la agresividad. Cuando el proceso cultural nos impone estas actitudes psíquicas nos volvemos en contra de la guerra. Freud lanza así un aliento de esperanza al final de su carta: todo lo que impulsa la evolución cultural actúa contra la guerra.[17] Sólo nos falta, pues, esperar a que la cultura se generalice.
De la interpretación de las ideas freudianas deducimos un pacifismo pasivo, más intelectual que pragmático. Y, sin duda, distinto al de Einstein, quien, como ya señalamos algunos puntos más arriba, se definía a sí mismo como un pacifista militante. El científico, lejos de identificarse con el punto de vista legalizador kantiano, el analítico o fenomenológico de Karl von Clausewitz o con el clasista o populista, estuvo durante muchos años dentro de la corriente pacifista radical, que se oponía a la guerra por razones éticas independientemente de las causas de las mismas. La no-violencia equivale aquí a resistencia activa a la violencia y a la guerra mediante la objeción de conciencia, la insumisión frente al estado, la desobediencia civil, las huelgas y las manifestaciones pacíficas como alternativa.[18] Einstein tuvo que dejar de ser tan radicalmente pacifista al llegar la Segunda Guerra Mundial, el hitlerismo y el estalinismo. Y es que, ¿se puede ser honesto ética y políticamente defendiendo la desobediencia civil y la no-violencia en tales condiciones históricas?[19]
Michael Walzer[20] parece sostener que sí. Cree que no se puede obligar a entrar en combate a los hombres y a las mujeres si han llegado a la convicción de que pueden defender su país sin matar y sin que les maten. Sostiene que la no-violencia (es decir, la desobediencia, la no cooperación, el boicot y la huelga general por parte de los ciudadanos del país invadido) invierte la escalada de tensión del conflicto y disminuye el número de crímenes. Transforma la guerra en lucha política. El agresor es tratado como a un tirano interno o un usurpador. El territorio acabará ocupado por los atacantes, pero éstos tendrán gravísimos problemas logísticos derivados de la imposibilidad de establecer estructuras de transporte, comunicación, de explotar los recursos naturales o de conseguir una producción industrial. Y los costes económicos de la ocupación, por lo tanto, serán inasumibles.
Es evidente que la hipótesis de Walzer resulta demasiado utópica. Es prácticamente imposible resistir pacíficamente al ataque del enemigo cuando éste no tiene escrúpulos de agredir con violencia utilizando todas las armas imaginables. Hasta él mismo reconoce que frente a un enemigo como los nazis, todos se rendirían a sus nuevos amos y obedecerían sus decretos. El país se volvería silencioso, y la resistencia se convertiría en una cuestión de heroísmo individual o de pequeños grupos.[21] ¿De qué serviría entonces tanto pacifismo y no-violencia?
Lo cierto es que el panorama es desalentador. Los movimientos pacifistas tienen las manos atadas frente a la fuerza militar. Su fragilidad frente a las armas abre grietas claras dentro de los movimientos pacifistas y exige que los militantes de la no-violencia mantengan unas convicciones mucho más fuertes que las del soldado que empuña el fusil. Por si fuera poco, a esto hay que sumarle la crueldad de la historia, que ha patentizado que los movimientos pacifistas nunca han sido capaces de parar una guerra. Al menos –y en el horizonte queda la guerra de Vietnam- no antes de que el número de victimas ascendiera escandalosamente. La guerra en Irak es el referente más próximo que tenemos al respecto. Dejando al margen el papel de una ONU débil e impotente, de la que ya hemos hablado con anterioridad; ni los escudos humanos, ni las organizaciones no gubernamentales, ni los millones de manifestantes de todo el mundo que gritaron insistentemente contra una invasión ilegítima e injustificable, lograron evitar el ataque más que premeditado de los Estados Unidos.
Y, sin embargo, en un mundo armado hasta los dientes, con armas de destrucción masiva y ejércitos potentísimos en la mayoría de los países, el pacifismo y la desobediencia civil siguen erigiéndose como los únicos instrumentos para quienes creen en la paz. Afirmar algo así a estas alturas y a pesar de lo dicho puede parecer ingenuo, pero la única manera de combatir la guerra es sobre todo practicando la no-violencia activamente y olvidando la pasividad. Y entonces sí, confiando a la vez, como diría Freud, en que llegará un día en el que la ética, la cultura y las ideas se impondrán a la violencia irracional e impulsiva de los ejércitos y de los cabezas de estado que los dirigen.

[1] Ignacio Ramonet, Guerras del siglo XXI. Nuevos miedos, nuevas amenazas, Barcelona, Mondadori, 2002, p. 19.
[2] Albert Einstein y Sigmund Freud, ¿Por qué la guerra?, Barcelona, Minúscula, 2001, p. 63.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem, p. 64.
[5] Ibídem, p. 72.
[6] Eligio Resta, «La enemistad, la humanidad, las guerras», en Albert Einstein y Sigmund Freud, Op. Cit., p. 23.
[7] Norberto Bobbio, El problema de la guerra y las vías de la paz, Barcelona, Gedisa, 1982, pp. 162-164.
[8] Albert Einstein y Sigmund Freud, Op. Cit., p. 69.
[9] Ibídem, p. 67.
[10] Ibídem, pp. 83-88.
[11] Ibídem, pp. 89-90.
[12] Ibídem, pp. 73-78.
[13] Eligio Resta, Op. Cit., p. 40.
[14] Ibídem, 65-66.
[15] Ibídem, p. 80.
[16] Eligio Resta, Op. Cit., p. 44.
[17] Albert Einstein y Sigmund Freud, Op. Cit., pp. 93-94.
[18] Francisco Fernández Buey, Ética y filosofía política, Barcelona, Edicions Bellaterra, 2000, pp. 155-170.
[19] Francisco Fernández Buey, Guía para una globalización alternativa. Otro mundo es posible, Barcelona, Ediciones B, 2004, p. 255.
[20] Michael Walzer, Guerras justas e injustas. Un razonamiento moral con ejemplos históricos, Barcelona, Paidós, 2001, pp. 434-436.
[21] Ibídem, p. 437.

martes, 23 de enero de 2007



Llamadme inocente

Alguien se atreve a teorizar de, ¿por qué motivo a un presidente de los Estados Unidos de América se le puede procesar por impeachment (bochorno según la traducción literal) al dejar que una becaria le haga voluntariamente una felación en el despacho oval y en cambio a otro que lleva sobre sus espaldas la bochornosa muerte de más de 3000 de sus compatriotas soldados y decenas de miles de afganos e iraquíes la mayoría civiles se le deja seguir gobernando?.

¿No creéis que los sucesos deberían seguir una lógica un poco más sólida?. Según la moralidad de los americanos es más reprobable un adulterio, cuantos de ellos no serán adúlteros o peor, y sino que se lo pregunten al senador republicano Edwards (procesado por pederasta) que mandar a tú país, mediante una sarta de mentiras demostradas, a la guerra.

A mí se me ocurre que los que manejan los hilos de este circo utilizan la moral cuando les interesa para lo que les interesa. Es tan valiosa una mamada como el control de unos pozos de petróleo o un gaseoducto. Y tan insignificante como la vida de los puertorriqueños o dominicanos que componen las filas del ejército norteamericano.

¿Cómo los ciudadanos de la superpotencia pueden juzgar un día a su presidente por dejarse chupar el pene y luego esos mismos ciudadanos son capaces de quemar el Corán de los presos de Guantánamo o de dar un trato denigrante a los presos de Abu Graib?, ¿A caso están ciegos o es que los iraquíes son menos que animales?.

Si estamos enviando el planeta a una muerte prematura o en pleno siglo XXI intentamos que los valores de justicia, igualdad y fraternidad sean atendidos en cualquier rincón del mundo, ¿Porqué Estados Unidos no firmó el protocolo de Kyoto y no forma parte de los países que suscribieron el tribunal penal internacional?.

No son suficientes estos síntomas como mínimo para estar mosqueado, como para percibir que algo no está funcionando, como para rebelarse o ejercer el derecho a pataleo, sin embargo no ocurre nada. No ocurre nada mientras lo que arda no sea nuestra casa. Quizás por esos los terroristas estén tan interesados en hacer arder nuestras casas, nuestros trenes, nuestros aviones.

David


lunes, 22 de enero de 2007

Durante mi convalecencia se me ha ocurrido que a parte de comentar la actualidad y compartir algunos sentimientos podríamos hacernos algunas recomendaciones, literarias, cinéfilas, musicales, internautas, incluso descubrirnos o proponer excursiones o visitas. Puro ocio, pura diversión.

Si queréis que vuestras recomendaciones se cuelguen en la página principal del blog tenéis que pedirme que os mande una invitación que tendréis que formalizar. Hasta ahora tenemos derecho a publicar en el blog: Tourist (que soy yo), Wellrivers y Tela. Sino vuestras aportaciones aparecerán como un comentario.

En todo caso comienzo yo con algunas cosillas:





















Para pasar unas horas sin desperdicio.














La Fajeda d'en Jordà a Olot.

En otoño e invierno el verde del musgo contextualiza con el marrón de la hojarasca seca.













Sitges = cultura + gastronomia + marcha

Mirad El racó de la calma. Todo el antagonismo se encuentra en el carrer del pecat.



























EN EL VIDEOCLUB!!!!!!

SUENAN MUY PERO QUE MUY BIEN!!! Y SINO ESCUCHADLOS Y DECIDME.























A mi no sólo no me han defraudado sino que además me han sorprendido. No sería de extrañar que ambas luchen por el oscar a la mejor película del año.

jueves, 18 de enero de 2007

Perversiones del lenguaje y cómo define nuestras ideas

En El Periódico, hoy:

"Ocupado el piso habitado de un vecino del Eixample"

Resulta que unos tipos se han colado en el piso de este hombre, que después de echar a una inquilina que no pagaba el alquiler, tenía previsto reformarlo para vivir él. En el ínterin entre el desalojo y la llegada de los de la reforma se han metido, siempre según este diario, tres parejas en la vivienda y ahora no puede echarlas de ahí.

Vemos con claridad cuál es la posición de El Periódico (que va de progre pero no llega muy lejos...) respecto al movimiento Okupa: una historia que nada tiene que ver con éste, se nos induce a pensar que sí colocando un astuto "ocupado" en el titular.


El otro día Rajoy dijo:

"Parece que en este país sólo hace falta tener dieciocho años y ser español para ser presidente"

Pues sí, señor pepero, así lo dice la Constitución que usted y sus amigos peperos defendían con ardor hace algunos meses.

Pero hay más: con esta frase refleja totalmente su pensamiento, su visión del mundo: aunque tengas dieciocho años (o más de dieciocho, para redondear la afirmación de Rajoy) y seas español, si no estás preparado, y claro está, preparado según su criterio, no deberías poder ser presidente del gobierno de este país.

¿Debe consistir esa preparación en recibir una titulación en la universidad Carlos III o en la Alfonso X? ¿Una licenciatura de la Deusto? ¿Recibir un "degree" en alguna uni yanki? ¿Uno o dos "mastercitos" en los USA? Creo que es a esto a lo que se refiere.

Por tanto, lo que quiere esta gentuza es que nosotros, la plebe, nos quedemos esperando las órdenes del señor. De estos señoritos peperos.

Propongo dejarles la mitad de la Tierra y que se peleen entre ellos, que nuestra mitad ya la gestionaremos con algo más de decencia.

¿Alguna idea más...?