lunes, 16 de abril de 2007

Orejeras

Yo voté una vez al PSOE: fue en la última legislatura de Felipe González, para intentar que no entrara en el gobierno el PP, por aquello del ‘voto útil’. Ese gobierno nos metió una reforma laboral por el culo y ahí se acabó mi relación electoral con los socialistas. En adelante me he decantado siempre por mi posición natural, Izquierda Unida, o mejor dicho, por ICV ya que no les puedo votar directamente residiendo en Catalunya. Si hubiera sido votante tradicional del PSOE, dada la magnitud del agravio que os comento, habría castigado con mi voto al partido como mínimo en la siguiente elección.

Y eso me lleva a observar que los votantes de ERC que conozco tienen bastante falta de capacidad crítica sobre la gestión y actuación de dicho partido, ya que ninguno piensa en votar otras opciones tras la reiterada muestra por parte de su cúpula directiva de insensatez: estos votantes llevan orejeras y no ven qué hace luego ERC con sus votos; hasta ahí llega el fanatismo que les han inculcado. No bastó con que hundieran, con la colaboración inestimable de Pasqual Maragall, el anterior govern, sino que en esta reedición del mismo atacan de nuevo mediante su ariete de la ineptitud: el amigo Vendrell.

Una actuación absolutamente irracional, si de verdad se toman en serio que son un partido de izquierda, como es ofrecerle a la derecha el gobierno de Catalunya, me temo que no será castigada por sus electores. Y esto ocurre porque la triste realidad es que no son tan de izquierdas como nacionalistas, esto es, son unos fascistas acabados ávidos de poder y de perspectiva enferma y estrecha a quienes importa poco la realidad de los ciudadanos.

Dice Jorge Drexler que ‘vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste’ en su canción ‘Milonga del moro judío’: efectivamente, un trozo de tela triste, ya sea rojigualda, cuatribarrada, o con barras y estrellas, tiene poco que ver con el bienestar de la gente, pero esos símbolos son útiles para manipular a la masa, que me da la impresión que cuanto más corta es su capacidad intelectiva, más fácilmente puede caer en la trampa nacionalista.

PD: ¡Qué triste es ver cómo Pilar Rahola o Joan Puigcercós alaban a Estados Unidos, la una en una columna de El Periódico de hace algunas semanas, el otro en su autobiografía, recientemente publicada! ¡Qué triste es ver cómo nos quejamos todos, que somos muy progres, de lo patéticamente patrioteros que son en EE.UU., y luego nadie abre la boca cuando en la propaganda electoral de ERC de la última elección al govern de la Generalitat se podía leer sin ambages ‘patriotes, com tú’! ¡De vedad, qué triste!


PPD: Como punto positivo, la evolución hacia una cierta madurez de Josep Lluís Carod Rovira, mucho más mesurado que en la anterior legislatura.

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